Presionas las teclas del teléfono para omitir la voz del contestador y oír directamente el mensaje. Es él, no puede estar más sin ti, se está sincerando, te dice que te necesita, eres su vida, le importas, te amaaaaaaaaaaaaa. Pero no todo termina aquí, te da una serie de instrucciones para que tú las sigas como si de un juego de niños se tratase. Tú tan enamoradisa le haces caso y sigues sus instrucciones. El siguiente paso era ver todo lo que te había escrito en tu cuenta de correo... ¿Sorprendida? Más que eso... Nada más abrir... ves un texto enorme que no sabes por donde empezar, pero con lógica empiezas por el principio. El corazón cada vez late más fuerte, tú respiración rápida y entrecortada es el único sonido que reina en la habitación.
Tu cara comienza a esbozar una linda sonrisa enamorada. Tu mirada ha recuperado el brillo que desde hace muchísimo tiempo no tenía, omitiendo esas pequeñas lágrimas que caen sobre tus mejillas al no poder contener tanta felicidad dentro de ti. Esta vez el corazón te da un brinco y junto a él empiezas a brincar por toda la habitación. Bailas con la almohada sin sentido, pero te da todo igual. Estás feliz, sabes que has recuperado tu sueño, y que por algún extraño motivo tienes el presentimiento de que va a ser como al principio de aquella relación que se empezó aquel cálido verano.
Seguidamente no sabes que hacer, tu felicidad es desbordante. Y por fin has decidido después de tantas preguntas. Le quieres, estás contentísima de que por fin vuelva a ti. De que por fin haya vuelto las cosas poco a poco a su verdadero cauce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario